En el día a día la tecnología ayuda a las personas desde la actividad más mínima, ya sea una alarma de smartphone, o el uso diario de la computadora en la oficina. Estamos acostumbrados a las facilidades que nos ofrece en nuestra vida diaria, tanto que los fabricantes se esmeran en producir nuevos artículos cada temporada, y la cantidad de estos que se hacen obsoletos es alarmante.
Los electrónicos obsoletos se consideran como el producto con mayor crecimiento dentro de la ola de los residuos sólidos. Desde el 2000 la cifra aumentó de 20 millones a 50 millones de toneladas al año; se prevé que para el 2050 sean 111 millones de toneladas.
La tecnología avanza y se han encontrado materiales y mezclas que hacen posible la portabilidad de los electrónicos y su eficiencia energética, sin embargo, el reciclado de estos materiales no es fácil y por lo mismo no llegan a disponerse correctamente.
Los fabricantes de electrónicos deben prepararse para salir del modelo de economía lineal antes de que la situación empiece a rebasarnos. El modelo de fabricación-adquisición-consumo-desecho en que la humanidad ha llevado su economía moderna, ya no es sostenible.
Los expertos manejan tres escenarios para los electrónicos obsoletos:
El escenario actual, la economía lineal – un incremento constante en cuanto a producción y consumo de electrónicos puede lograr precios asequibles para nuevos aparatos, sin embargo, el costo ambiental por la obsolescencia de productos es alto.
El escenario reactivo – la industria cumple con los requisitos regulatorios. La situación de los electrónicos puede mejorar de manera local gracias a las políticas ambientales, pero su impacto golpeará a los países cuyos reglamentos sean menos estrictos, como fue el caso de China en su momento, donde los países de primer mundo enviaban sus productos, incrementando el número de actividades informales y daños a la salud.
El escenario proactivo – economía circular, la mejor alternativa para lograr una producción y consumo más sustentables. Los fabricantes pueden tomar iniciativas más inovadoras priorizando el periodo de vida y reuso de productos electrónicos. Trabajar bajo este modelo reduciría los impactos negativos, a pesar del crecimiento inevitable del uso de dispotivos electrónicos.
Es incierto saber cómo evolucionará la tecnología, el uso que se le dará a nuevos dispositivos y las nuevas áreas donde podrá ser aplicada; lo seguro es que la generación de electrónicos seguirá creciendo y esto conllevará nuevos retos tanto para los fabricantes como para las empresas recicladoras.
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