En nuestro país se desechan decenas de toneladas de “basura” electrónica al día de manera irresponsable en tiraderos clandestinos, basureros municipales o arrojados en lagos, ríos y mares, lo que ocasiona un gravísimo daño al medio ambiente y la salud de las personas, sobre todo de aquellas que se encuentran en contacto directo con este tipo de residuos, trabajando como recicladores informales en cualquier punto de la República Mexicana, como es el caso de las personas que laboran en los centros de reciclaje de la colonia Renovación, esto en las entrañas de la delegación Iztapalapa de la Ciudad de México. En este punto se puede encontrar a decenas de hombres y mujeres trabajando en medio de la calle, rodeadas de kilos de basura electrónica, la cual tienen que destazar a base de martillos para separar las materias primas que componen los equipos eléctricos y electrónicos, que en su mayoría son provenientes de nuestro país vecino del norte.
Al no contar con dependencias que regulen estos centros a que realicen un reciclaje profesional, se continuará con la creciente contaminación con los altos índices de toxicidad que generan los equipos electrónicos en contacto con el suelo y las condiciones atmosféricas de la región.
Hacer una adecuada disposición no solo compete al consumidor final, sino a la falta de regulaciones que comprometan a las empresas fabricantes a hacerse cargo de los desechos generados por sus productos, bajo una Responsabilidad Extendida del Productor (REP) con la que cuentan ya, muchos países del continente Americano.
Mientras México no cuente con este tipo de leyes que regulen el reciclaje informal, exhortamos a la sociedad a buscar a las pocas empresas que cuentan con los permisos adecuados y vigentes, que avalen el correcto reciclaje de los residuos electrónicos en el beneficio de nuestras comunidades, medio ambiente, biodiversidad que poco a poco se verán reflejadas con la mitigación del Cambio Climático.