En el 2012 China procesaba el 70% de los residuos electrónicos de todo el mundo, mientras que resto se llegaba a la India y otros países en Asia y África, dejando grandes consecuencias e irreversibles en la salud de los niños donde se trabajaba con este tipo de residuos, que al estar expuestos en la quema de los componentes, los tóxicos llegan a sangre.