Papel del consumidor en la Economía Circular

17 de Junio del 2022 / Colaboraciones

El consumidor es clave en el cuidado del medio ambiente

La economía lineal cuyo modelo se define como <extraer-producir-usar-tirar>, tomó fuerza durante la Revolución Industrial a fin de satisfacer las necesidades de consumo que la población demanda. Estas “necesidades” incrementan de acuerdo al sistema capitalista que en estos tiempos reina la economía mundial, se incluye también el crecimiento desmedido de la población y el interés de los grandes monopolios de vender como “necesidades primarias”, “necesidades vacías” no requeridas para nuestra sobrevivencia.

Sin embargo, esta nota no tiene la intención de ahondar ni debatir, que es lo que la humanidad necesita para desarrollar sus actividades día a día o no, pero sí es importante resaltar que el actual ritmo de consumo no es viable ni sustentable, considerando la cantidad de recursos finitos que quedan e incluso la cantidad de recursos renovables que los hábitos de la raza humana están destruyendo y contaminando todos los días, manifestándose en la situación actual del planeta. En estos últimos 6 meses hemos visto dos de las catástrofes ambientales más severas que han sucedido en el último siglo, los terribles he impactantes incendios en la selva amazónica y lo sucedido en Australia los últimos días del 2019 y comenzando el 2020.

 

No todo está perdido cuando hay voluntad.

Las intenciones y primeras acciones de cambiar los hábitos de producción y por consiguiente los hábitos de consumo permiten que el modelo lineal comience a migrar a un modelo de economía circular. Este modelo se describe en forma sencilla como < diseñar-producir-usar-compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar-reciclar-diseñar…..>. Con la firme convicción de que en todo momento se considere incrementar el ciclo de vida de los productos y/o las materias primas que los componen.

Como contexto histórico tenemos que, las primeras iniciativas comenzaron en Europa en 2015, cuando la Comisión Europea adoptó un plan de acción para acelerar la transición de Europa hacia una economía circular. Y la directriz más potente y con mayor influencia mundial, ha sido cuando la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, mediante la cual se plantea 17 objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible, que abarcan las esferas económica, social y ambiental.

Finalmente, en toda esta historia ¿cuál es nuestro papel como ciudadanos del mundo?

Aunque hay muchos actores participantes en este tema, pasando por los gobiernos, organizaciones mundiales y el sector empresarial, nosotros como consumidores tenemos una labor súper valiosa, los consumidores somos los responsables de marcar el ritmo de producción y las condiciones en las que estamos dispuestos a consumir.

¿Por dónde empezar? Consumir menos es la clave, hacer un análisis cada vez que estemos frente a la adquisición de un producto. Detenernos y hacernos las preguntas necesarias para descubrir si en realidad es valioso adquirir ese producto o no. Preguntas como ¿en realidad lo necesito? ¿Cuánto tiempo me va a durar? ¿El empaque es requerido? Y podemos entrar en cuestionamientos más profundos… ¿De qué materiales está hecho? Cuando ya no me sirva ¿lo podré donar o entregar en algún sitio donde pueda tener una segunda vida? En el caso de alimentos y bebidas ¿me aporta nutrientes o al contrario no me aporta nada sino me hace daño? Y por último, imaginar los impactos sociales y ambientales generados durante la extracción de sus materias primas, su producción, distribución, es decir toda la historia del producto hasta llegar a mis manos.

Aunque pueda parecer desgastante o agobiante pensar todo lo anterior, con una simple pregunta como ¿en realidad lo necesito o puedo vivir sin él? Aquí se engloba todo y reducirías tu nivel de consumo en grandes proporciones.

Recuerda algo muy importante, si no hay demanda no hay oferta, en otras palabras si no compras, las empresas no venden y dejarán de producir o por lo menos cambiaran su forma de producción.

Por: Daniela Aimé Orozco Nieto